lunes, 15 de diciembre de 2008
He decidido coger el ordenador y postear una nueva entrada a raíz de uno de los reportajes del programa de hoy que aún no ha acabado. Caiga quien Caiga ha propuesto a uno de sus "hombres de negro" (Maldo) salir a las calles de Madrid a sentir de primera mano el espíritu samaritano propio de las navidades. Como decía, este reportero se ha disfrazado de mendigo y se ha tumbado en una de las "arterias" peatonales y ha esperado pacientemente durante más de una hora y media a que alguno de los viandantes dedicara unos segundos a preocuparse por su estado. Sólo una persona lo hizo y en ese momento no hubo sonrisas para él, sino reconocimiento por parte del falso mendigo; después de haber experimentado en sus propias carnes como distintos ejecutivos y muchas mujeres de compras en un Corte Inglés cercano ignoraban su presencia hasta el punto de saltar por encima de él, literalmente.
Pero claro, hay no acaba la cosa sino que apenas media hora después el mismo Maldo decidió enfundarse un traje ,una corbata y un maletín y repetir la operación. En esta ocasión Maldo tuvo más suerte; sólo tuvo que esperar 50 segundos y cinco personas lo habían rodeado. Increíble ¿verdad? ¿O acaso no nos sorprende? Ciertamente muchos de nosotros hubiéramos actuado de la misma forma.
A continuación, pidió dinero con dos roles diferentes, y como mendigo obtuvo 7 euros mientras que como reportero y con una cámara delante consiguió una respuesta masiva en forma de más de 200 euros. Excusas como: "tengo las uñas pintadas y no puedo sacar dinero del bolso" han ido apareciendo a lo largo del programa ante mí. Luego, dos estudiantes de ADE se jactaban de que si la crisis no les afectaba por trabajar en sector privado,a ellos no les preocupaba el paro. Más tarde, risas y tonterías con sendas entrevistas a "la Chica" y a Carlos Sobera.
Entre avergonzado y horrorizado he de reconocer que todos somos tal cual somos. La navidad ,a veces, no puede ocultar la auténtica verdad: no hay pobreza más grande que la pobreza de una sombría insensibilidad.

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