sábado, 16 de agosto de 2008
Ayer,mientras veía como batía su sexto récord mundial en los juegos de Beijing, tenía que mirar para otro lado. Es una reacción propia de quien conoce la sensación de no poder ser el mejor en todo. Entonces fue cuando caí en la cuenta de que quizás no consista en ser mejor que el mejor sino en ser mejor como el mejor. Y no me refiero a una disciplina en particular,en natación, atletismo o a nivel académico. Hablo de acometer los desafíos del día a día,mejorando nuestra propia marca personal. Aprender a encarar los errores y no a evitarlos,porque evitar errores es bordear el problema. Hay que ir a la raíz , afrontar primero lo que nos es más dificultoso para fallar; y para que dentro de días,meses o años: podamos acertar.
¿Es acaso una utopía hablar de estas ideas como compendio en una filosofía cotidiana? En realidad, sí. No es fácil mantener una misma actitud durante mucho tiempo porque todo es cambio y nada se mantiene perenne. Pero recordar las hazañas de otros,no es lo mismo que vivirlas y en los tiempos que corren renunciar a sentirte diferente es un lujo que no nos podemos permitir. Por todo esto creo, que escribiendo esto mejoro un poco con respecto a ayer y si lo leo mañana: recordaré que puedo ser... mejor que hoy.

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