domingo, 10 de mayo de 2009
Háblame. Cuéntame que se ve desde el otro lado del espejo.Dime si todo se ve cambiado cuando al despertar aún es de noche, y al dormir brilla el sol e ilumina el día. Yo sueño, cada noche, y me siento seguro tras aquellas bambalinas que no tapan mis rincones. Cuando paseo libre por paisajes sin sentido con la vista ennegrecida,turbia y cansada de la realidad; creo en mí mismo y en que puedo hacer lo que me dicten los impulsos. No quiero contener las avalanchas que se precipitan sobre mi persona, ni quiero verlas en una butaca de cine; quiero sentir fría e hiriente, la nieve, en mis manos. Apreciar el calor de la lumbre y la comodidad del viejo sofá, donde lo antiguo es ya conocido, es agradable, acogedor y nunca te da la espalda. Volver a los orígenes, a los abrazos, a la dependencia; no es caminar de espaldas. Es andar recto. Es ser el de siempre,y siempre es una palabra que siempre me ha gustado. Indica quietud, calma y a la vez sabiduría y longevidad. Allí, al final, está el principio. El cómo fuiste, y el cómo te recuerdan, depende de ti. Y de mí. De lo que veo reflejado en este espejo. Tú eres sólo una imagen que repite mis movimientos, que habla cuando yo muevo los labios. Pero siempre me he preguntado,¿qué es de tu vida cuando me marcho y apago las luces? Quizá tu vida sea mejor que la mía pero yo soy el dolor, el placer, las lágrimas y las palabras. Mientras tú, vives tranquilo, al otro lado del espejo. Y yo me pregunto,¿qué tal se vive por allí? No es cuestión de esperar tu respuesta, sin embargo, gracias por escuchar.
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