El niño con el pijama de rayas-John Boyne

miércoles, 6 de agosto de 2008


"La puerta se abrió un poco más y Bruno dio un paso atrás al ver aparecer una figura,pero no era Padre.Era un hombre mucho más joven y más bajo que Padre, aunque vestía el mismo tipo de uniforme,sólo que sin tantos adornos. Estaba muy serio y llevaba la gorra firmemente calada. Bruno vio que tenía el pelo muy rubio alrededor de las sienes, de un rubio casi artificial. Llevaba una caja en las manos y se dirigía hacia la escalera, pero se paró un momento al ver a Bruno allí plantado,observándolo.Lo miró de arriba abajo como si fuera la primera vez que veía un niño y no estuviera muy seguro de qué hacer con él: comérselo, hacer caso omiso de él o pegarle una patada y echarlo escaleras abajo. Al final lo saludó con un rápido gesto y siguió su camino -¿Quién era ése?-preguntó Bruno. Parecía un joven tan serio y tan agobiado que debía de tratarse de alguien muy importante. -Uno de los soldados de tu padre supongo-contestó María, que al ver aparecer al joven se había puesto muy tiesa y juntando las manos delante del pecho como si rezara.En lugar de mirarlo a la cara, había bajado la vista al suelo,como si temiera convertirse en piedra si atisbaba sus ojos; no se relajó hasta que el joven se hubo marchado-.Ya lo iremos conociendo.
-Creo que no me cae bien.Parece demasiado serio.
-Tu padre también es muy serio-observó María.
-Sí pero él es Padre.Los padres han de ser serios.Tanto da que sean verduleros, maestros,cocineros o comandantes-añadió enumerando todos los trabajos que hacían los padres decentes y respetables y sobre cuyos títulos había meditado en numerosas ocasiones-.Y no me parece a mí que éste sea un padre.Aunque se lo veía muy serio,eso sí.
-Bueno, es que tienen un trabajo muy serio-suspiró la criada-.O al menos eso creen ellos.Pero yo en tu lugar evitaría a los soldados.
-Aparte de eso, no veo qué otra cosa puedo hacer-dijo Bruno con tristeza-.Ni siquiera creo que haya alguien con quien jugar que no sea Gretel.Menudo consuelo.Gretel es tonta de remate.
De nuevo sintió ganas de llorar,pero se contuvo, pues no quería parecer un niño pequeño delante de Maria.Echó un vistazo al dormitorio,intentando descubrir algo interesante.No había nada,o al menos eso parecía.Pero entonces le llamó la atención una cosa.En el lado opuesto al de la puerta había una ventana que arrancaba del techo y se prolongaba a lo largo de la pared, parecida a la de la buhardilla de la casa de Berlín, sólo que no estaba tan alta.Bruno la miró y pensó que quizá podría ver por ella sin necesidad de ponerse de puntillas. Se acercó poco a poco,con la esperanza de divisar Berlín y su casa y las calles aledañas y las mesas donde los vecinos se sentaban a tomar sus bebidas espumosas y contarte historias graciosísimas. Avanzó despacio porque no quería llevarse un chasco.Pero como era el dormitorio de un niño, no tuvo que caminar demasiado para llegar a la ventana. Pegó la cara al cristal y vio lo que había fuera, y esta vez, si bien sus ojos se abrieron desmesuradamente y sus labios formaron una O, sus manos permanecieron pegadas a los costados porque algo le hizo sentir un frío y un temor muy intensos."

Por primera vez, no voy a contar nada acerca de este libro. Es una novela cuyo resumen o definición son muy dificultosos, porque al menor descuido eliminas cualquier atisbo de sorpresa en el lector. A modo de sinopsis, una introducción podría ser:Bruno y su familia se trasladan desde Berlín a una nueva ciudad. Para Bruno,todo es nuevo y no entiende el porqué de una casa más pequeña; sabiendo sus padres lo que le gusta jugar a los exploradores... Es una lectura que les recomiendo encarecidamente. Logra cautivar y hacernos regresar a la infancia añorada y perdida.

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