Mi almohada no quiere que la abrace

martes, 29 de julio de 2008


Envidio al muñeco de trapo
que sucio espera en tu estante.
No quiero vida si de ti es lejos,
ni fortuna,ni dicha, ni gloria;
que por mí el cielo está muy lejos
y no por llegar antes,me satisfaga.


Prefiero blando cuerpo inerte,
que robusto hueso de plata.
Es él quién se despierta
contigo al salir el sol cada mañana,
el primero en disfrutar
del azul de tu mirada.

Y yo mientras, me devoro,
desayunando tostadas quemadas
por el fuego que no apagas.
Cenando las caricias que desembocan
en un mar de palabras
de añoranza.

Envidio al muñeco de trapo,
porque no tiene que hacer nada.
Puede durante todo el día,
disfrutar del contorno de tu espalda;
cuando caes por las noches rendida
en el desaforado vacío de tu cama.

Creo que lo odio con todas mis fuerzas,
los remaches, las costuras, los hilos y las cuerdas.
Mas he de reconocer sin gusto y sin pena,
que mas quisiera yo ser un muñeco que sueña,
en vez del hombre que cada noche sin verte
se va haciendo un poquito más de piedra.

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